América Latina es, por definición, tierra de mestizaje, de encuentro de pueblos y culturas. Ese es su signo y su esperanza, su verdadero capital humano y cultural. “Nuestra América mestiza”, decía José Martí. La raza a través de la cual “hablará el espíritu”, según el lema vasconceliano. El poeta caribeño Derek Walcott, Premio Nobel de Literatura de 1992, dice en uno de sus extraordinarios poemas:
“Sólo soy un negro rojo que ama el mar
...tengo holandés, negro e inglés dentro de mí,
y o no soy nadie o soy una nación”...
El mestizaje es lo que define nuestro ser y quehacer como latinoamericanos. Define nuestra personalidad y, a la vez, define nuestras posibilidades como pueblos, nuestra originalidad y poder creador. Nuestro presente y nuestro futuro están construidos sobre la base del mestizaje.
La cultura asiática es sin lugar a dudas una de las más importantes en la historia universal. Su historia, tradición y
riqueza han fascinado a ciudadanos de todos los rincones del mundo, dejando claro que de ella occidente aún tiene mucho que aprender.
No existe una única cultura homogénea a lo largo del continente asiático, más bien lo que se da es una diversidad de culturas, que poseen algunos rasgos similares, es cierto, pero que también
muestran grandes diferencias. Esto también sucede dentro de cada país, donde podemos encontramos grandes diferencias entre las costumbres y tradiciones de un lado u otro del mismo.
La cultura de Asia básicamente se destaca por sus lenguas, su gastronomía, sus religiones, sus tribus y sus festivales.
Las culturas más importantes de Asia son la China, la Japonesa y la India. Las culturas y tradiciones en Asia son una fuente de riqueza casi inagotable que el hombre moderno recién empieza
a conocer. Ya sea China o India, o Sri Lanka o Birmania, todos los países asiáticos ofrecen una riqueza cultural que hasta hoy permanece bastante oculta para este lado del
mundo.
La UE quiere conservar el patrimonio cultural común de Europa y contribuir a hacerlo accesible a otros, además de apoyar y promover las artes y las industrias creativas europeas.
El apoyo a la industria cultural y creativa se materializa en:
Las siguientes políticas de la UE tienen relación con la cultura:
Dentro de la política regional, por ejemplo, la UE financia conservatorios, salas de concierto y estudios de grabación y contribuye a la restauración de teatros históricos, como el Teatro del Liceu, en Barcelona, y la Fenice, en Venecia.
Programa Europa Creativa
Basándose en el éxito de los programas MEDIA, MEDIA Mundus y Cultura, Europa Creativa ayuda al cine, las artes y las industrias creativas de Europa a generar crecimiento y empleo.
Con un presupuesto de 1.460 millones de euros para 2014-2020, Europa Creativa:
Premios artísticos en la Unión Europea
La UE apoya diversos premios en los ámbitos de patrimonio cultural, arquitectura, literatura y música, que ponen de relieve los logros artísticos de Europa.
Capitales Europeas de la Cultura
Cada año dos ciudades son seleccionadas como Capitales Europeas de la Cultura.
Ese título les permite:
Esta situación especial aporta beneficios sociales y culturales a largo plazo.
Colombia se encuentra a portas de un conflicto armado con Venezuela. Dos modelos ideológicos y sociopolíticos antagónicos: por un lado, la llamada Revolución Bolivariana, de contenido estatal-populista, y por otro, el Estado Neo-oligárquico Emergente, se enfrentan, con unas consecuencias que no solamente pueden sacudir las estructuras internas de cada país, sino que pueden, también, involucrar a otros Estados.
Las situaciones de Colombia y de Venezuela son altamente inestables, por donde se les mire (quizás, y mucho más, al otro lado de la frontera) y, según lo afirman especialistas, la posibilidad de un conflicto armado es cada vez mayor, con todas las consecuencias funestas que eso traería.
El riesgo ético
No me imagino cómo una cosa así repercutiría en las universidades que tienen que ser los centros de conciencia crítica de sus respectivos países. Eso sin contar con el impacto en lo sociopolítico.
Un país que va a la guerra, se desangra física, financiera y moralmente.
La primera idea que sucumbe bajo el ruido mortífero de los tanques y de los aviones, es la de humanidad. Y con ella, el sentido de lo ético.
A partir de la Segunda Guerra Mundial, como nos lo enseña Eric Hobsbawn, los ataques tienen como objetivo dañar al enemigo, no importa si es militar o civil. El daño co-lateral no se cuenta, si no es que deliberadamente se busca, para aterrorizar.
En nuestros casos en que las sociedades ya están bastante "cuarteadas" (a pesar de la solidez con que las presentan todos los maquillajes de las propagandas oficiales) como resultado de un proceso histórico-social absolutamente asimétrico, fuera de la destrucción física y de la pérdida de vidas, se llegaría al límite de la intolerancia; de una intolerancia que aplastaría por sospechosos a todos aquellos que no siguieran los criterios guerreristas porque, desgraciadamente, la historia nos muestra que los nacionalismos ramplones, o sea aquellos que se activan para confrontar al adversario, teniendo como base, más los intereses particulares que los colectivos, sólo dejan miseria.
Email: jorgeicm@misena.edu.co
jorge_icm@utp.edu.co
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Twitter: @GEORGECMARIN
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